Estamos
ante una crisis sin precedentes. En un primer momento se trató de una crisis
de oferta, ya que faltaban productos en nuestro mercado, debido en gran
parte a que dependemos de la industria extranjera, y a la avalancha de compras
que hubo en los primeros días, que provocó que muchos productores no pudieran
satisfacer toda la demanda.
Desde
los años 80 se ha llevado a cabo una desindustrialización, que ha provocado que
dependamos de mercados exteriores. ¿Para que producir en la Unión Europea si se
puede producir mas barato y con regulaciones mas laxas en otros países?
Luego
sufrimos una crisis de demanda. Debido al confinamiento, los ciudadanos
han dejado de consumir muchos productos y servicios provocando el cierre
parcial y total de muchas empresas.
Hemos
visto cambios en la conducta del consumidor. En mi casa por ejemplo, se ha
consumido en este mes más harina, que en el último año entero. Esto se ha debido a que
muchas veces hacemos nosotros mismo el pan. No obstante, este comportamiento en
principio será puntual, y cuando se vuelva a poder comprar sin riesgo, este
comportamiento debería de terminar. La gran pregunta es, ¿Qué cambiará a partir
ahora?
Comencemos
con los productos típicos del supermercado. Tengo bastante claro, que los
productos premium disminuirán. Se volverá a comprar el producto cuyo precio sea
más bajo, algo parecido a lo que ocurrió en la crisis el 2008. Sin embargo,
ahora la marca blanca o de distribuidor, también comercializaba productos con
alto valor añadido. Ellos también se verán perjudicados ahora.
Hay mucha gente que opina y
piensa, que el consumo de los restaurantes se ha trasladado a los hogares, y
esta afirmación es completamente errónea. Hay muchos productos que no se
consumen en los hogares, o no en la misma proporción. Me comentaba un amigo, que el consumo de la bodega en la que trabajaba, se habia desplomado. Sin embargo, los estantes de vinos de 3 y 4 Euros están vacios. Se consume vino, incluso más que antes, pero el de las referencias mas baratas.

Pero, no solo
cambiarán los productos que se compran, también el lugar. Creo, que variará el patrón de consumo en tiendas físicas. En esta crisis,
estamos asistiendo como la gente está volviendo a consumir en las tiendas de
proximidad, más que en los hipermercados. Grandes tiendas como los Carrefour o Alcampo,
parece que irán a menos.
Otro
de los cambios que esta ya ocurriendo, es el consumo de los bienes locales y
nacionales. En Francia por ejemplo, se está incentivando el consumo de
productos nacionales. Es lógico, ¿Por qué comprar productos extranjeros, cuando
los de mi tierra son mejores? Si ayudo a mis conciudadanos, estos incrementaran
su producción, y necesitaran más persona, más trabajas, etc. Es una rueda, que
cada vez que da una vuelta, favorece más y más a nuestro entorno.
Y
hablando de producciones. Otro cambio en ciernes provendrá de las fábricas. Teniendo
en cuenta que en esta crisis, gran parte del problema proviene del contacto con
humanos, no tengo dudas de que la digitalización y la automatización de las
fábricas se acelerará, sustituyendo más rápido de lo que ya se estaba haciendo,
a personas por máquinas.

En el otro lado de la balanza, los
productos de salud se verán beneficiados. Este confinamiento
está haciendo que las personas tomen medidas de higiene y salud, que nunca habrían
imaginado que iba a tomar. Indudablemente esto va a cambiar ciertos hábitos.
Estamos
ante cambios de patrones que vienen para quedarse. Va a haber un antes y un después,
ténganlo claro. Nada volverá a ser lo mismo, por lo que habrá que adaptarse de la
mejor manera, a las nuevas circunstancias.
Alejandro Sánchez de Ibargüen