martes, 13 de agosto de 2019

Amazon: Un peligro encubierto


Esta entrada va dirigida a una de las tres empresas más grandes del mundo. Amazon nació en 1995, de la mano de su creador Jeff Bezos. En un principio, solo vendía libros, si bien Bezos siempre pensó en vender “de todo”. No obstante, desde el comienzo mantuvo ciertas características que la harían líder. Entre ellas destacaría que la oferta era prácticamente ilimitada, los precios eran bajos, y la experiencia de compra a través de su portal, era muy sencilla. En poco tiempo la facturación se disparó, y Bezos apostó por el crecimiento a toda costa.


Aprovechando su experiencia, se decidió vender otros artículos a parte de los libros, como electrónica o bienes de consumo, además de expandirse hacia otros países. Sin embargo, esto no era suficiente. Empezó a comprar empresas tanto físicas, como virtuales, situándose la inversión de las mismas a partir del año 2005, por encima de los 2.000 millones dólares de inversión.

Además de las ventas a través de su portal de internet, Amazon desarrollo con el paso de los años otros negocios, como: Amazon Web Services (plataforma de computación en la nube), Amazon Cloud Drive, (almacenamiento en la nube), y más recientemente Amazon Video, para convertirse en competencia de otras plataformas de streaming, como HBO o Netflix.
 

 Ya en el año 2000, se lanza “Marketplace”, donde comerciantes independientes podían utilizar la plataforma de Amazon para vender sus productos. Entre las ventajas que encontraban estos, destacaría la visibilidad de sus productos, el aumento de clientes potenciales, o la despreocupación de crear tu propia tienda virtual, y acceder al portal de ventas más grande del mundo.

Bezos quería crecer en volumen en todos los sectores posibles, sin importar cual es era el beneficio ni el margen inmediato. Por ello, se propuso vender todo lo que sus usuarios pudiesen necesitar, siendo una especie de solucionador de necesidades.

El problema, no obstante, era que los resultados de las ventas por su portal de internet eran recurrentemente negativos, y las pérdidas millonarias. El beneficio hasta el año 2019 ha sido casi nulo en América, y hasta ahora Amazon nunca ha tenido beneficios por el comercio electrónico en el resto del mundo.

Los principales motivos son tres. En primer lugar, baja rentabilidad de sus ventas, seguido de unos costes de envío muy altos, y finalmente, inversiones masivas en otras empresas de manera recurrente.

Ahora os preguntareis, ¿Cómo sobrevive una empresa que no tiene beneficios? Como nombramos antes, Amazon no solo es la venta de productos a través de su portal. Por ejemplo, Amazon Web Services (AWS) si da unos beneficios recurrentemente altos todos los años (más de 3.000 millones de dólares). Esto le permite a Amazon tener musculo financiero, para poder seguir adquiriendo cuota de mercado en todos los sectores.

Lo siguiente que se os vendrá a la cabeza es ¿Por qué no centrarse solo en el sector rentable (AWS)? La estrategia de Bezos es crecer masivamente, no obtener beneficios. Actualmente controla el 30% del comercio electrónico en EEUU, siendo el objetivo para el año 2018, llegar al 50% de los mismos. Esto obviamente es un problema para la libre competencia.

No olvidemos que la mayor adquisición de Amazon hasta ahora, Whole foods, hizo tambalear la cotización de las principales cadenas de distribución del mundo. ¿La razón? Se trata de un sector, que opera con unos márgenes diminutos, por lo que la entrada de Amazon, que se despreocupa totalmente de tener beneficios, podría hacerlos quebrar.

¿Y por qué Amazon no tiene inconvenientes en tener resultados negativos en su negocio de venta de internet? Estamos ante una empresa que quiere tener el monopolio del comercio de internet

¿Es Amazon una amenaza? Desde mi humilde opinión, rotundamente sí. Ya que estamos ante la amenaza de un oligopolio, y estos atentan contra la libre competencia. Entre Amazon, y el gigante chino Alibaba, estamos ante un posible oligopolio, que nunca se había conocido en el mundo empresarial, ya que hasta ahora lo podíamos encontrar en un sector determinado, pero no uno que dominase toda la distribución, de prácticamente todos los sectores.

Ya está consiguiendo, que muchos competidores, aunque obviamente de un tamaño irrisorio comparado con ellos, echen el cierre. Las condiciones que les exigen a los fabricantes y proveedores del market place, son bastante duras y lo serán cada vez más, ya que la cuota de Amazon no deja de crecer. En cuanto a los precios al consumidor final, por supuesto subirán.

El consumidor desgraciadamente poco podrá hacer, y verá como la oferta disponible descenderá, teniendo que pasar por el aro, y comprar en Amazon a precios superiores. No obstante, queda la esperanza del desguace de Amazon, pero esto lo dejaremos para otro post.

Alejandro Sánchez de Ibargüen  

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