Esta entrada va dirigida a una de las tres empresas más grandes del mundo. Amazon nació en 1995, de la mano de su creador Jeff Bezos. En un principio, solo vendía libros, si bien Bezos siempre pensó en vender “de todo”. No obstante, desde el comienzo mantuvo ciertas características que la harían líder. Entre ellas destacaría que la oferta era prácticamente ilimitada, los precios eran bajos, y la experiencia de compra a través de su portal, era muy sencilla. En poco tiempo la facturación se disparó, y Bezos apostó por el crecimiento a toda costa.
Aprovechando su experiencia, se decidió vender otros artículos a parte de
los libros, como electrónica o bienes de consumo, además de expandirse hacia
otros países. Sin embargo, esto no era suficiente. Empezó a comprar empresas
tanto físicas, como virtuales, situándose la inversión de las mismas a partir
del año 2005, por encima de los 2.000 millones dólares de inversión.
Además de las ventas a través de su portal de
internet, Amazon desarrollo con el paso de los años otros negocios, como: Amazon
Web Services (plataforma de computación en la nube), Amazon Cloud Drive, (almacenamiento
en la nube), y más recientemente Amazon Video, para convertirse en competencia
de otras plataformas de streaming, como HBO o Netflix.
Ya en el año 2000, se lanza “Marketplace”, donde
comerciantes independientes podían utilizar la plataforma de Amazon para vender
sus productos. Entre las ventajas que encontraban estos, destacaría la
visibilidad de sus productos, el aumento de clientes potenciales, o la
despreocupación de crear tu propia tienda virtual, y acceder al portal de
ventas más grande del mundo.
Bezos quería crecer en volumen en todos los sectores posibles, sin importar
cual es era el beneficio ni el margen inmediato. Por ello, se propuso vender
todo lo que sus usuarios pudiesen necesitar, siendo una especie de solucionador
de necesidades.
El problema, no obstante, era que los resultados
de las ventas por su portal de internet eran recurrentemente negativos, y las pérdidas
millonarias. El beneficio hasta el año 2019 ha sido casi nulo en América, y
hasta ahora Amazon nunca ha tenido beneficios por el comercio electrónico en el
resto del mundo.
Los principales motivos son tres. En primer
lugar, baja rentabilidad de sus ventas, seguido de unos costes de envío muy
altos, y finalmente, inversiones masivas en otras empresas de manera recurrente.
Ahora os preguntareis, ¿Cómo sobrevive una
empresa que no tiene beneficios? Como nombramos antes, Amazon no solo es la
venta de productos a través de su portal. Por ejemplo, Amazon Web Services
(AWS) si da unos beneficios recurrentemente altos todos los años (más de 3.000
millones de dólares). Esto le permite a Amazon tener musculo financiero, para
poder seguir adquiriendo cuota de mercado en todos los sectores.
Lo siguiente que se os vendrá a la cabeza es
¿Por qué no centrarse solo en el sector rentable (AWS)? La estrategia de Bezos
es crecer masivamente, no obtener beneficios. Actualmente controla el 30% del
comercio electrónico en EEUU, siendo el objetivo para el año 2018, llegar al
50% de los mismos. Esto obviamente es un problema para la libre competencia.
No olvidemos que la mayor adquisición de Amazon
hasta ahora, Whole foods, hizo tambalear la cotización de las principales
cadenas de distribución del mundo. ¿La razón? Se trata de un sector, que opera
con unos márgenes diminutos, por lo que la entrada de Amazon, que se
despreocupa totalmente de tener beneficios, podría hacerlos quebrar.
¿Y por qué Amazon no tiene inconvenientes en
tener resultados negativos en su negocio de venta de internet? Estamos ante una empresa que quiere tener el monopolio del comercio de internet
¿Es Amazon una amenaza? Desde mi humilde opinión,
rotundamente sí. Ya que estamos ante la amenaza de un oligopolio, y estos atentan contra la libre competencia. Entre Amazon, y el gigante chino Alibaba, estamos ante un posible oligopolio, que nunca se había conocido en el mundo empresarial, ya que
hasta ahora lo podíamos encontrar en un sector determinado, pero no uno que
dominase toda la distribución, de prácticamente todos los sectores.
Ya está consiguiendo, que muchos competidores,
aunque obviamente de un tamaño irrisorio comparado con ellos, echen el cierre.
Las condiciones que les exigen a los fabricantes y proveedores del market place, son bastante duras y lo serán cada vez más, ya que la cuota de Amazon no
deja de crecer. En cuanto a los precios al consumidor final, por supuesto
subirán.
El consumidor desgraciadamente poco podrá hacer,
y verá como la oferta disponible descenderá, teniendo que pasar por el aro, y
comprar en Amazon a precios superiores. No obstante, queda la esperanza del
desguace de Amazon, pero esto lo dejaremos para otro post.
Alejandro Sánchez de Ibargüen
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