martes, 24 de septiembre de 2019

La quiebra de Thomas Cook


Estamos viviendo la quiebra de una de las empresas más importantes de viajes del mundo. Una empresa que tenía sus orígenes a mediados del siglo 19, y que debido a la mala gestión de sus regidores, y no haberse sabido adaptar a un entorno cambiante, ha terminado cayendo


Para empezar, me gustaría aclarar que a pesar de lo que han podido leer, ver o escuchar en los medios de comunicación, ningún viajero se quedará tirado, ya que la repatriación de los viajeros se hará vía ATOL, sin ningún tipo de coste para el viajero o el contribuyente británico. Cuando una empresa cesa su actividad, la ATOL, es decir, la Air Travel Organiser’s Licence, una especie de seguro para agencias de viajes y aerolíneas del Reino Unido protege a los viajeros de la perdida de dinero y del abandono en el extranjero. Desde luego el nivel informativo de este país, es cuanto menos alarmante. Vende más el sensacionalismo.

A pesar de este “seguro”, algunos miembros del partido laborista, estaban pidiendo un rescate con dinero público, con el coste que esto supondría al contribuyente. Una empresa está hecha para ganar dinero, y si ésta es incapaz de lograrlo, no tiene sentido que siga funcionando. Esto sólo generará una agonía más larga, y el mismo resultado final. Cierre.

Una buena vara de medir en grandes empresas es fijarse en la calificación de las agencias calificadoras (aunque con cierta reticencia), y estás ya la habían asignado el grado a los bonos.de Thomas Hooke, como basura. Descontaban desde hace bastante tiempo, que la empresa iba a quebrar.

Por cierto, esta quiebra no tiene nada que ver con el brexit, sino con el de una empresa con un endeudamiento muy alto. Era una empresa sin capital circulante, y como en otras muchas ocasiones, estas empresas acaban quebrando.  Ya saben y no lo olviden, cash is king.

La empresa había apostado por tener la mayor cuota de mercado posible. Por ello, el negocio era de poco margen, y esto se compensaría con mayores ventas. Sin embargo, el apalancamiento que generaba su propio negocio, hacia que el poco margen que generaban, en muchos casos se lo comieran los propios intereses. Para poder seguir existiendo, necesitaban prestamos que hacia que la pelota fuese cada vez mayor… hasta que finalmente explotó.


Un ejemplo en números de lo que os hablo. En sólo seis meses, la deuda ha pasado de 1.400 millones de libras, a cerca de 2.000 millones. Se trata de un incremento de casi 600 millones de libras, un auténtico disparate.

Más números. El Free Cash Flow, es un indicador que nos indica la cantidad de dinero que genera una empresa para hacer frente a sus obligaciones. Este indicador, se encontraba  en septiembre de 2017 en 200 millones. Es decir, en 2017 era capaz de generar 200 millones en la realización normal de sus operaciones, si bien gran parte de ese dinero se desatinaba al pago de la deuda. En marzo de este año, el Free Cash Flow se situaba en -220 millones.  Es decir, la actividad normal de su empresa ya le costaba mas de 200 millones. Algo insostenible, como hemos podido ver en esta semana.

Alejandro Sanchez de Ibargüen

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