jueves, 6 de agosto de 2020

Paro, ERTEs y recuperación económica

Ante la noticia de que ha bajado el desempleo en 90.000 personas en el mes de julio, y de que hay ciertos síntomas de reactivación económica, después del confinamiento y la paralización de la economía, me gustaría dar ciertos matices, desgraciadamente poco positivos.

Para empezar, me gustaría señalar que hemos sufrido una caída del 18% del PIB, en el segundo trimestre del 2020, según el INE, muy lejos del 10% que afirmaban desde el gobierno. Si desestacionalizamos el dato, es aún peor, la caída trimestral fue del 55,8%, una de las más altas del mundo, y la mayor de Europa. La paralización de la economía supuso una caída de las horas trabajadas del 25%, o lo que es lo mismo. uno de cada 4 trabajadores no trabajó.

El problema de la recuperación que se ha dado, es que la tasa de recuperación ha sido muy leve, con lo que realmente necesitaríamos. Si desestacionalizamos el dato, solo hemos recuperado el 17% de los trabajos perdidos, por la crisis del COVID.

Otro dato que podría ser positivo es el de los ERTEs, ya que hemos pasado de tener unos 3 millones de personas acogidas a este sistema implantado por el anterior gobierno, a solo 1M. ¿Cuál es el problema? Que este dato parece no bajar más. La razón, es que hay un sector turístico muy importante, que, a pesar de encontrarnos en estas fechas, no parece recuperarse, y lo que es peor aún, no parece que lo vaya a hacer.

Siguiendo con el tema de los ERTEs, después de que hayamos pedido a Europa 20.000 millones de Euros, para el pago de los mismos, habría que plantearse si realmente siguen teniendo eficacia. Además después del desastre en términos de rescate que el presidente Pedro Sanchez ha conseguido de Europa, aunque hay quien le aplaude (la desinformación), no estamos para ir derrochando los pocos euros que nos quedan.

Son muchas las empresas zombis, que no tienen ningún tipo de futuro, por lo que dejarlas caer cuanto antes es lo mejor que se puede hacer, ya que, de otro modo, solo se consigue el endeudamiento masivo del estado (más aún). Además, evita que esas personas puedan buscar trabajo en empresas con mejores perspectivas.

Y aquí no piensen solo en empresas relacionadas con el turismo, había ya empresas heridas de muerte, en las que solo el endeudamiento barato, hacía que sobreviviesen. Los ejemplos son muy numerosos, seguro que se les ocurren algunas.

Volviendo al turismo, el dato del mes junio fué el peor de la historia, con una bajada del 98% de turistas extranjeros, con respecto al año anterior. Julio, ha pasado, sin atisbo de recuperación en el sector, como podría presuponerse. Un ejemplo personal, recientemente he encontrado alojamiento en una zona turística de verano, con solo unos días de antelación, y teniendo aún, una oferta extensísima. En otros años esto sería impensable. Evidentemente hay cambios en el patrón de consumo.


De igual modo, veo las terrazas de mi ciudad, como nunca las había visto a estas alturas de mes, en este caso repletas. Indudablemente, mucha gente no va a veranear, ya sea por miedo a posibles contagios (mención aparte al alarmismo creado por los medios de comunicación y nuestro gobierno), o por temas económicos. Y es que, hay quien ya empieza a ahorrar, sabiendo la que se avecina.

Las estimaciones ahora mismo de las principales organizaciones del mundo, señalan que España puede retomar los niveles precrisis para el año 2023. Olvídense ya de aquello de recuperación en V. Una autentica utopía. No me gusta ser agorero, pero este dato será bastante peor, si nos vuelven a confinar en este invierno (como muchos nos tememos). En dicho caso, la recuperación no tendría lugar hasta el año 2025, momento en que recuperaríamos la normalidad.

Para terminar, algo que me irrita enormemente, la expresión "nueva normalidad", que nos venden desde medios de comunicación cuyas informaciones parecen cada vez más cuestionables. Como suelo comentar con mis conocidos, si es algo nuevo, no puede ser lo normal.

Alejandro Sánchez de Ibargüen

viernes, 22 de mayo de 2020

La quiebra ya ha llegado

Como ya comentaba, allá por el mes de noviembre, España está en quiebra. Todo se ha acelerado, pero estábamos abocados a la misma. Necesitamos dinero, mucho. España no tiene capacidad de acudir a los mercados financieros para pedirlos. ¿La razón?

No tenemos credibilidad ninguna. Hemos venido incumpliendo sistemáticamente todas las directrices que nos venían imponiendo desde Europa. En el año 2012, cuando España tuvo que ser rescatada, nos exigieron una seriede ajustes del lado del gasto. No se hizo ninguno. Lo que sí hizo el señor Montoro, probablemente uno de los peores y más nocivos ministros de nuestra historia, fue incrementar el ingreso fiscal. ¿Cómo? Con la mayor subida de impuestos de nuestro país, a la espera de la que nos avecina. Expolió a la clase media.

Con el gobierno socialista, como no podía ser de otra manera, las cosas no han mejorado. En el último año, por no irnos más lejos, el gobierno cerró, con un 2.9% de déficit, cuando Europa nos había marcado el 1,3%. Esto equivale a 20.000 millones de Euros, que ahora no nos podemos gastar. Era importante mantener todos los chiringuitos, de sus amigos y familiares. Ahora miles de empresas, micro pymes en su mayoría, están al borde del colapso. No cuenta con la ayuda del gobierno, a diferencia de Alemania o Francia, con ayudas multimillonarias.

Ahora, Pedro y Pablo, desgraciadamente no tan graciosos como Los Picapiedra, quieren que Europa les dé el dinero gratis, y mejor aún, sin ningún tipo de condición. Los países del norte no solo han complido con los objetivos de déficit, sino que han aprovechado los años de bonanza para desendeudare. Nosotros hemos despilfarrado el dinero, y ahora les pedimos más, gratis y por la cara.

España necesita, según las estimaciones más optimistas, entre 300.000 millones y 400.000 millones extra, lo que subirá la deuda pública al 115% del PIB, y nos situaremos al borde del rescate. Que viendo nuestros dirigentes, es lo mejor que nos puede pasar. Que nos gobiernen tecnócratas que sean capaces de limpiar toda la industria política de la que está plagada nuestro país, con escaso o nulo valor añadido.


¡Nos llevamos las manos a la cabeza, porque no quieren darnos dinero sin condiciones!¿Acaso ustedes le darían dinero a su amigo que ha vivido por encima de sus posibilidades, mientras usted ahorraba ciñéndose a su ingresos reales? Y digo dar, no prestar.

¿Qué pensara un contribuyente alemán cuando allí la pensión publica supone de media el 40% del ultimo sueldo, por el 80% del pensionista español?, ¿Qué dirán de las prejubilaciones?, ¿Del ingente gasto político?, y ahora una paga vitalicia, no por el COVID, que lo veo bien para ciertas familias, sino a perpetuidad.

Los mensajes que les enviamos a Europa son los siguientes. Denme dinero gratis y me lo gastare en personas para que se rasquen la barriga, en pensiones más altas que la de sus ciudadanos, chiringuitos de todo tipo, incrementar la industria política, y por supuesto, no pienso devolverles nada, ni hacer ajustes de ningún tipo.


Alejandro Sánchez de Ibargüen


martes, 19 de mayo de 2020

Tendencias del consumo. Nuevas oportunidades


En la crisis del 2008, hubo una crisis de consumo. Una de las causas fue indudablemente la destrucción masiva de empleo, pero otra, basada en el miedo, la desconfianza y las expectativas negativas. Mejor ahorrar si se puede, ya que no sé qué me deparará el futuro en mi actual trabajo, ¿Invertir? Voy a esperar que los precios de los inmuebles sigan bajando, etc.

Entre otras cosas, cambiaron los patrones de consumo. Las amas de casa ya no hacían la compra del mes, sino que aumentaron el número de visitas a los supermercados, haciendo compras más pequeñas. Y no solo eso, llegaron a nuestros hogares las marcas blancas, donde Mercadona se posicionó, y le ha hecho líder del mercado español, con una cuota de un 25%.

Ahora nos encontramos en una situación parecida en algunos aspectos, como el miedo o la desconfianza. Sin embargo, también estamos ante numerosas oportunidades, muchas de ellas relacionadas con la tecnología, las aplicaciones móviles o incluso los servicios técnicos de máquinas o electrodomésticos.

Como manera de divertimiento dentro del hogar, estamos viendo como personas que no habían cocinado en su vida, lo están haciendo. Aprovecharse de la nueva tendencia, y de los usos de nuevos ingredientes y materiales de cocina, que están siendo requeridos por estos nuevos “Masterchefs” es una opción a tener en cuenta.

Hablando de cocina y de ingredientes. Parece claro que los consumidores buscarán y exigirán la mayor trazabilidad posible de los productos que compran. ¿Es su origen español, o incluso europeo?, ¿Dónde se ha fabricado?, ¿Es la empresa sostenible?

Numerosas empresas se están viendo forzadas a digitalizarse. Antes era una opción, ahora todas aquellas que no lo hagan desaparecerán. Aquellas que ya venían digitalizándose, seguirán aumentando su productividad, a pesar de la crisis. En todo caso, ¿Podremos aprovechar nosotros esos huecos que han dejado esas empresas? No solo con digitalizarnos será suficiente, también se requerirá una alta formación.

Por último, y nombrado antes de pasada, la sostenibilidad ambiental será fundamental. A pesar de que veníamos observando un pequeño repunte en este sector, todavía la concienciación era escasa, e incluso llevada a mofa. Parecía en la mayoría de los casos, una especie de propaganda de las empresas, en las que “vendían” lo buenas que eran. Probablemente, la próxima crisis que veamos será medioambiental, y tras la crisis que estamos sufriendo, los clientes demandaran una mayor concienciación con el medio ambiente. Los servicios alrededor de este crecerán irremediablemente, así como los productos más respetuosos con el entorno.

Alejandro Sánchez de Ibargüen 

¿Exceso de stock de viviendas en Sevilla?

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