martes, 5 de diciembre de 2023

¿Por qué son tan caros los coches?

Si estás pensando en comprarte un vehículo, quizás las siguientes líneas te interesen. Al observar en los últimos meses el precio, habrás notado como el importe de la compra se ha incrementado drásticamente. Aunque puede que esto cambie en los próximos meses.

Aunque lo primero es lo primero. ¿por que se han incrementado los precios? En primer lugar, existen penalizaciones por emisiones de CO2, es decir un nuevo impuesto. De media, hay un sobrecoste de 1.000 euros por vehículo, gracias a la medida de la Unión Europea.

 

Relacionado con el punto anterior, también ha influido la electrificación del parque de automóviles (U.E). La oferta de coches híbridos y eléctricos es mucho mayor, robándole protagonismo al diésel. Y los primeros son más caros…

 

En tercer lugar, la moda SUV. Estos coches, son más grandes y caros. Hace 10 años, sólo representaban el 21% de los modelos a la venta, mientras que ahora, el número de modelos constituyen el 40%. Además, no podemos obviar, que los coches son más modernos, e incluyen una tecnología de serie que antes no existía, y esto hay que pagarlo.

 

El principal problema, no obstante, ha sido la crisis de los microchips. Como consecuencia del COVID, y la parada total en fábricas durante meses, provocó una rotura de stocks, haciendo que la producción mundial de vehículos cayese vertiginosamente, pasando de 91,8 millones de vehículos fabricados en 2019 a 77,6 millones.

 

La fabricación mundial de vehículos no obstante parece recuperarse. En 2022, la fabricación ascendió hasta los 85 millones de unidades, aumentando un 6% respecto al año anterior y acercándose a los niveles pre-pandemia, aunque lejos de los 97 millones de 2017.

 


Sin embargo, no todo fueron malas noticias para los fabricantes. Las automovilísticas obtuvieron mejores rentabilidades, tras la crisis mundial de semiconductores. Todas las empresas decidieron apostar en modelos con más margen y en mercados con mayores rentabilidades, una tendencia que se ha mantenido hasta ahora.

 

A pesar de la reducción del numero de transacciones, las cifras de negocio de los fabricantes, no se han visto mermadas. Producen menos, pero vendiendo más caro, ahorrándose muchos costes. Esta nueva estrategia podía mantenerse mientras que nadie rompiera la baraja. Si algún productor, comenzaba a fabricar a un ritmo más alto, sacrificando rentabilidad por unidad, por volumen, se quedaría con el mercado, arrastrando al resto de los fabricantes a seguir el modelo antiguo, para evitar perder cuota de mercado.

 

Esta reducción de la oferta en el mercado, y por ende la disminución en las ventas de vehículos de primera mano, ha incidido directamente en el mercado de segunda, cuyo precio también se ha disparado. El hecho de que los precios de los nuevos vehículos también hayan subido, por las razones antes expuestas, tampoco ha ayudado.

No obstante, podemos llegar a la conclusión, que, con el incremento de las ventas de vehículos nuevos, el mercado secundario, debería relajarse, al aumentar la oferta. Ya saben, si aumenta el producto disponible, y no se incrementa la demanda los precios bajan.




Alejandro Sánchez de Ibargüen Moreno 


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