Sigamos donde lo dejamos en el articulo anterior sobre Enron. A principios de los años noventa, se constituyó Enron Finance Corp, una especie de “Banco de Gas”, contratando Keneth Lay, a Jeff Skilling como Consejero Delegado. Esta nueva empresa funcionaba como una especie de banco, que tenía como objetivo negociar el gas natural como un commodity, de la misma forma que en Wall Street cotizan las acciones.
Su creación fue todo un acontecimiento, posicionando a Enron como una empresa innovadora en la industria energética. La nueva empresa, funcionaba como intermediaria entre los compradores y los vendedores de gas natural. En poco tiempo, se convirtió en la empresa con mayor número de contratos de clientes, y con mayor número de reservas de gas del mundo.
Su creación fue todo un acontecimiento, posicionando a Enron como una empresa innovadora en la industria energética. La nueva empresa, funcionaba como intermediaria entre los compradores y los vendedores de gas natural. En poco tiempo, se convirtió en la empresa con mayor número de contratos de clientes, y con mayor número de reservas de gas del mundo.
Paralelamente, otro de los puntos que adoptó Skilling, fue la adopción de la valoración mark to market, con la aprobación de la auditora Arthur Anderssen, en aquel entonces la mayor auditora del mundo. Este método consistía en valorar los activos por su precio de mercado en cada momento del cierre contable. De esta forma, se registraban ingresos que aún no habían acontecido, confiando en los rendimientos futuros que supuestamente generarían dichos activos. Aunque no tuviera ingresos reales, contablemente podrían ser los que Enron quisiera.
Enron empezó a contratar a los jóvenes más brillantes de Universidades como Harvard, o de los MBA más prestigiosos. La plantilla pasó en solo un año de 7.000 empleados, a cerca de 15.000. Skilling incentivaba a los empleados haciendo que se votasen entre ellos, evaluando su valía y los beneficios obtenidos para la compañía. Si los resultados eran malos, los trabajadores eran despedidos, mientras que, si eran buenos, se les recompensaba con altas primas por rendimiento. Aproximadamente un 15% de la plantilla era despedida anualmente.
Por otro lado, dado el éxito del “banco del gas”, Enron decidió comprar en 1997 Portland General Electric por 2.000 millones de dólares, para comercializar la electricidad. En poco tiempo comenzaron a comercializar derivados financieros complejos, asociados al gas y a la electricidad. Enron parecía que había dejado de ser una empresa distribuidora de gas y de electricidad, para convertirse en una empresa financiera. Pronto se convirtieron en el mayor vendedor de gas y electricidad de Norteamérica. La cosa funcionaba, al menos en apariencia.
La empresa gasista, había diversificado bastante su negocio, y aparte de distribuir gas y electricidad, y funcionar como un bróker, también se adentró en los negocios de energía renovables, distribución de agua potable o reciclaje de plásticos. Todos estos negocios tuvieron un punto en común. Fueron un auténtico fracaso y las pérdidas fueron millonarias. Sin embargo, ante problemas…soluciones, aunque fuese estafando.
Tras la adquisición de Portland General Electric, Enron se convirtió en la empresa suministradora de electricidad de prácticamente toda california. La empresa tejana, se valió de su posición para disparar artificialmente los precios de la electricidad. Sus operadores bursátiles, deliberadamente provocaban apagones en el suministro eléctrico, para que el precio se disparara. La compañía alegó que los fallos se debían a falta de mantenimiento en los tendidos eléctricos. Esto le reportó beneficios millonarios, a consta de subidas en la tarifa de la luz de la población californiana.
Enron en su afán expansionista, había creado empresas de Gas Natural por todo el mundo (Argentina Brasil, Reino Unido o India), que habían costado cantidades ingentes de dinero, y los resultados estaban siendo terribles. Por ejemplo, en una planta en la india gastaron casi 2.800 millones de dólares, y esta nunca llego a estar operativa. Sin embargo, vendían estas operaciones como muy beneficiosas. Incluso se premiaron con bonus alguna de estas operaciones. Los problemas empezaban a ser muy severos.
Enron comenzó a contraer una deuda cada vez mayor, entre otros factores al derroche de Skilling. Por ejemplo, se gastó 42 millones de Dólares en un jet de negocios, para su uso personal, derrochando dinero en entretener a sus clientes y proveedores, y contratando muchas más personas de las que necesitaba, con unos salarios desorbitados.
El fin estaba cada vez mas cerca, aunque los analistas financieros aun recomendaran la compra de esta acción en bolsa, pero como todavía queda tela que cortar de esta empresa, dejaremos la caída y derrumbe de esta empresa para otra entrada.
Alejandro Sánchez de Ibargüen
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