En la anterior entrada, nos quedamos en la dimisión de Ron y la entrada enfebrero de Emilio Saracho. El cual, como ya empezamos a escribír en el primer capítulo sobre el Popular, tuvo errores garrafales para alguien que era el vicepresidente de JP Morgan y por tanto de mucha experiencia.
He de reconocer no obstante, que este señor en un principio me pareció una buena
elección. Sin embargo, existían cabos sueltos. ¿Por qué se ponía al frente de
un banco comercial, a un hombre que provenía de un banco de inversión? ¿Y si
realmente no se buscaba la viabilidad del banco, y lo que se buscaba era la
venta? En esto, sí que era un experto el nuevo presidente Saracho.
Comencemos, cuando accede a su nuevo cargo en Febrero, anuncia que debe de estudiar las
cuentas reales del banco. Algo lógico y que en un principio entusiasmó a los mercados,
por poner algo de lógica, en este manicomio llamado Popular. Puro espejismo.
Pronto demostraría que no estaba capacitado para llevar las riendas de un
banco comercial. Una vez analizadas las cuentas por su nuevo equipo, anuncia el
10 de Abril, la necesidad de reforzar el capital, vamos que hacía falta dinero.
Las soluciones que dio Saracho, las podría haber realizado cualquier persona con unos
mínimos de conocimientos económicos. Las alternativas: como no hay dinero o vendemos
o ampliamos capital. Lo peor de todo no es la falta de creatividad, sino la
falta de concreción. No se da detalles en qué cuantía haría falta la ampliación
o cuales serían los términos para la aceptación de una oferta de compra, por ejemplo.
Se podría decir que el anuncio lo realiza, tirándose de un avión sin
paracaídas. En este mundo de las
finanzas, es imprescindible mandar mensajes de confianza al mercado, indicando
por ejemplo las líneas maestras a seguir por parte de la entidad. El resultado de su comparecencia, es un desplome de un tercio del valor de las acciones en dos semanas.
El camino a seguir estaba marcado en rojo 😉 por cierta entidad. Había que generar
desconfianza en el mercado para que el valor de las acciones bajara. Con la colaboración de Saracho (no
sabemos si a conciencia), gracias a la inestimable ayuda y apoyo mediático , de ciertos medios de comunicación, lo fueron consiguiendo. Los citados medios se dedicaron a sacar diariamente rumores
falsos o en el mejor de los casos bastantes discutibles. Desde luego olía a cierto tufillo sobre lo que debían publicar. El presidente por supuesto nunca
desmentía nada, y se escondía. Y como la pescadilla que se muerde la cola, más
miedo. Los ahorradores ante esta situacion de desgobierno, y mensajes apocalipticos, empezaron a huir de esta entidad.
Los fondos de inversión vieron la oportunidad y tomaron posiciones
bajistas, que llegaron hasta el 15%! Operaciones puramente especulativas que
hundían más y más el precio de la acción. Y como no, con el beneplácito de la
CNMV y el Banco de España. En este punto lo tenía claro. Estábamos ante el caso
Banesto 2.0 y el beneficiado volvería a ser la misma entidad, Santander.
En las siguientes semanas, las tres agencias de calificación, Moody`s,
Fitch y S&P, bajaron la calificación dejándola en “grado de especulación
con calidad pobre” Más leña al fuego, y
la acción como podía ser de otra manera, no paraba de bajar.

Tras unos días de frenética caída en bolsa, el precio de acción
se derrumbó, así como los depósitos de los clientes, los cuales seguían retirando todos sus ahorros por las noticias interesadas de la prensa. Al final, y como bien saben, el banco fue intervenido y
entregado al Santander por un Euro. Solo se me ocurre un adjetivo: vergüenza. Por cierto, el precio de la acción se derrumbaría
desde los 90 céntimos cuando tomo el cargo Saracho en Febrero, a los 30 céntimos a
principios de Junio. En todo caso, Emilio si reconoció sus errores: “Hemos fracasado. No repetiré nada parecido
en mi vida”.Personalmente, no creo que vuelva a tener la oportunidad, ni que la merezca.
Cada día vamos conociendo nuevos escándalos de este caso, como la retirada
de los fondos por administraciones públicas o fondos de inversión como Black
Rock, presuntas irregularidades del BCE, del Banco de España y por supuesto de
auditores. Es por ello que estos capítulos de mi blog aún no los doy por concluidos.
Alejandro Sanchez de Ibargüen