En primer lugar, y antes de empezar con este segundo capítulo, en el que voy a describir cómo se derrumbó el Banco Popular, que presumía ser el que tenía mayor musculo financiero en España, quería agradeceros las buenas criticas sobre el anterior artículo, en el cual introducía a los actores más importantes de este suceso.
Sin más
dilación remontémonos al año 2006, año en el que Angel Ron accede a la
presidencia del popular, tras la muerte Luis Valls Taberner. Como otros muchos
empresarios y bancos, se quiere subir al carro del pelotazo inmobiliario. Sin embargo, lo
hace tarde y mal. Entra en la última parte de la famosa burbuja inmobiliaria,
concediendo préstamos a promotoras, para que construyeran casas a un ritmo
endiablado, y ofrececiendo créditos hipotecarios con pocas garantías por parte de los
clientes.
En un solo
año se empiezan a ver los desastrosos resultados. El ratio de morosidad se
disparó del 0,83% en 2007 al 2,80% de 2008, pasando al 5,27% en 2010 y finalmente
al 8,32% en el año 2012. La gestión no podía ser peor… o sí, como veremos a
continuación. Cuando comenzó la crisis, el banco se encontró con que las
promotoras a las que había estado prestando, quebraban una tras otra, y era
imposible recuperar los préstamos, por lo que se quedaba con inmuebles y sobre
todo suelos que eran difícilmente
colocables.
Unos años
antes, comenzó una política de compra de
bancos, empezando en el año 2004 con la compra del Banco Nacional de Crédito de
Portugal, en el 2007 adquiere un pequeño banco de Florida, Total Bank y finalmente
en el año 2011, la compra del Banco Pastor, siendo este último, un error que
costaría muy caro a la entidad.

Como muchos
recordareis, en el año 2012 se produjo el rescate al sistema bancario español.
Popular que necesitaba una inyección de dinero importante no acudió, y presumió
de ello delante de los accionistas, como muestra de fortaleza. El banco
sin embargo, necesitaba ese dinero urgentemente, debido al deterioro de los activos
inmobiliario que poseía.
En septiembre
del mismo año, el Consejo de Administración se reunía para analizar los test de
estrés efectuados por consultores y especialistas externos, y obligaba a una
difícil decisión. O acudían al mercado mediante una ampliación de capital, o
perdían la independencia, ya fuese a través del gobierno o a través de una
operación corporativa. Ya saben que las mentiras tienen las patas muy cortas, y
solo unos meses más tarde de afirmar que el banco tenía una situación económica
envidiable, se anuncia una ampliación de capital por 2.500 millones de Euros.
Por cierto,
¿Saben cuál fue el resultado de la compra del Banco Pastor? Se pagaron más de 1.200
millones, por un banco que valía -497 millones. Un auténtico desastre y error
sin paliativos, que algún consejero se atrevió a seguir vendiendo, como gran negocio.
Pese a todos
los problemas, los figuras que gobernaban el banco se negaron a enviar activos
tóxicos a la Sareb (conocido como el banco malo), por el temor a ser señalados
por el mercado como un banco con problemas.
Desgraciadamente
para este banco, los activos tóxicos inmobiliarios, seguían ahí y seguían
depreciándose. El precio que estaba pagando Popular, por querer crecer muy
rápido en los años de la burbuja inmobiliaria era muy alto, y el ¿ego? de sus
directivos que no pidieron ayudas cuando la necesitaban, condujo a una nueva
ampliación de capital por otros 2.500 millones de Euros, a mediados del 2016.
Con una situación
completamente insostenible, Ron abandonaba el barco "con la satisfacción del
deber cumplido" y una indemnización de 24 millones de Euros. No entiendo como
este hombre no ha sido ya denunciado e imputado.
En febrero llegaba a
la presidencia Emilio Saracho, con el apoyo de la familia del mexicano Antonio
del Valle, titular del 4,25 % del capital del banco. El objetivo era claro:
limpiar la entidad y deshacerse de todos los activos secundarios. Sus acciones
las plasmaré en el siguiente artículo.
Un inciso antes de
terminar, no quería olvidarme de la responsabilidad de los auditores, en este
caso PWC. Durante los años que transcurren entre 2009-2015, firmaron que las
cuentas presentadas mostraban la imagen fiel de la entidad. Visto la situación
ruinosa en la que se encontraba la entidad, no lo era. En mi opinión, cuando
hay tanto dinero en juego, y viendo los innumerables antecedentes, la
independencia de las opiniones de los auditores queda al menos en entredicho.
Alejandro Sanchez de Ibargüen