Una nueva subida de impuestos se aproxima. El gobierno pretende incrementar el IVA de productos que hoy en día tienen un tipo reducido 10% o súper reducido (4%), para que empiecen a tributar al tipo general del IVA (21%). Esto supondrá que las clases medias y las clases trabajadoras pagarán más impuestos indirectos.
De acuerdo con la AIReF (Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal española) es verdad que los tipos reducidos y súper reducidos benefician sobre todo a las familias con renta más alta, en particular el 40% de las familias españolas con más ingresos.
El gobierno se escuda en que la AIReF ha criticado el uso de los tipos reducidos y súper reducidos del IVA, ya que entienden que no cumplen con su finalidad de mejorar la progresividad del IVA. Sin embargo, en ningún caso indican, que se deban de subir los tipos, incrementando la fiscalidad sobre los consumidores.
Gracias a estos tipos reducidos, los consumidores españoles dejamos de pagar 18.000 millones de euros en impuestos, que si pagáramos si todos los productos estuviesen gravados al tipo general del 21%.
Con la excusa de que Europa nos exige la eliminación de estos tipos, la maquinaria mediática del gobierno ya se está moviendo, igual que lo ha estado haciendo con otros impuestos (Diesel y azúcar), y otros que ya estamos sufriendo indirectamente, por culpa de la mal llamada transición energética.
Europa nos exige que cuadremos cuentas a medio plazo, y las cuentas se pueden cuadrar subiendo los ingresos, o bajando los gastos, algo que parece imposible dado el nivel de derroche en gasto político, y no en materia productiva, que estamos asistiendo.
Esta subida de ingresos del gobierno a costa de las clases medias y de las clases trabajadoras, que tendrán menos renta disponible para gastar con el peligro que ello conlleva para la economía, es un postulado ideológico, y nunca una imposición de Bruselas.
El gobierno podría aprovechar subir el tipo impositivo de algunos bienes y servicios, y bajar otros como el de la electricidad. Una bajada real, y a todos los niveles, no como lo que han propuesto, que además tiene fecha de caducidad. De esta forma, la reforma fiscal podría ser fiscalmente neutra recaudatoriamente hablando. Las clases medias y trabajadoras a las que el Gobierno dice que no quiere subirles los impuestos, aunque no para de subírselos de manera indirecta, no verían afectados sus bolsillos.Pero… ya nos conocemos. El gobierno quiere subir los impuestos, para incrementar el tamaño del Estado, y para ello necesita más recaudación, y esta no se puede conseguir únicamente a costa de los más ricos, ya que estos casi no existen en nuestro país. Van a seguir incrementando los impuestos, siendo los principales perjudicados sus propios votantes, y la gran mentira de que los impuestos lo pagarían los ricos, está quedando retratado.
Alejandro Sánchez de Ibargüen