Parmalat fue durante los años noventa,
la octava empresa más grande de Italia y la primera en el sector alimentario, y
más de 35.000 trabajadores. Esta empresa estaba especializada en productos
lácteos y derivados del mismo. Sus artículos eran consumidos en más de 30
países, principalmente en Europa y América Latina.
Los más futboleros recordaran al
Parma, equipo que fue muchos años patrocinado por esta empresa. Un equipo en cuyos
años gloriosos, y gracias al patrocinio de esta empresa, que regó al club con
ingentes cantidades de dinero, consiguió ganar varias copas de Italia, y dos
copas de la UEFA. Algunos de los jugadores que jugaron con su camiseta fueron Stoichkov
o Crespo. Este equipo acabaría desapareciendo, si bien hoy sigue existiendo
tras una refundación.
Volvamos a Parmalat. La empresa desde finales
de los años 80 no paró de comprar empresas y aumentar sus beneficios. Sin embargo,
no era oro todo lo que relucía. La empresa había estado falsificando las
cuentas, ocultando más de 4.000 millones de Euros, utilizando empresas
constituidas en paraísos fiscales para registrar activos que no existían, y así
incrementar el patrimonio de la empresa. Todo con el beneplácito de dos
empresas auditoras: Deloitte y Grant Thornton.
Según los dirigentes de Parmalat, la
única solución que encontraron para que la empresa siguiera en funcionamiento,
y no perjudicar ni a empleados ni a proveedores, era la de expandirse, y para
ello necesitaban financiación.Por supuesto, esta financiación nunca sería recibida, si salía
a la luz los verdaderos números de la empresa. Según ellos, estaban convencidos
de revertir los problemas financieros de la empresa a corto plazo. El problema
fue que muchas de estas adquisiciones solo contribuyeron a deteriorar más las
cuentas de la compañía.
A principios de los años 2.000, el
director financiero de Parmalat, sorprendió a los mercados al emitir bonos de
la compañía por valor de 500 millones de Euros. Si la empresa tenía supuestamente
liquidez según las cuenas preentadas, ¿Para qué necesitaban dinero? Se abrió la caja de Pandora. En solo
unas horas el valor de la acción se deterioró cerca de un 70%. Este fue el pistoletazo
de salida a un derrumbe sin precedentes por el tamaño de la quiebra, no solo en
Italia, sino de toda Europa, por el tamaño de la empresa,
Muchos inversores corrientes,
perdieron los ahorros de toda su vida. La compañía no obstante, acabó
sobreviviendo gracias a la intervención del Estado italiano, y en 2005 volvió a
cotizar en la Bolsa de Milán, donde actualmente cotiza. La empresa fue comprada
en el año 2011, por la francesa Lactalis, dueña también de la granadina Puleva.
Alejandro Sanchez de Ibargüen
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