viernes, 25 de noviembre de 2016

¿Realmente es tan malo Trump?


¿Es trump ese demonio que provocará la tercera guerra mundial como muchos periodistas insinúan? Yo lo veo simplemente como un empresario que le da igual, el qué dirán sobre él, y bastante más listo de los que nos quieren hacer creer algunos medios de comunicación.


Quizás pueda sonar mal, e incluso me podrían tachar por un loco que se “traga”  las palabrerías de este personaje. Sin embargo, hay ciertas razones por las que los americanos han votado a este señor, sobre todo por una clase media venida a menos, enfadada y harta del establishment de la política, donde familias se perpetúan en el poder. Yo siceramente también lo hubiese votado. 

Empezaré hablando sobre las medidas económicas. Trump propone una importante bajada de impuestos, en la cual por ejemplo, un  soltero que gane menos de 25.000 Dólares, o una pareja que gane menos de 50.000, directamente no pagarán impuestos. ¡75 millones de hogares no pagarán tributos!  Igual que en España, que nos sacan hasta el último céntimo a base de los impuestos más variopintos posibles…  

Añadir que esta bajada de impuestos no sólo afectara a las personas, sino que también lo hará sobre las empresas, las cuales tributarán por un máximo del 15%. Recordemos que en nuestro querido país este impuesto se sitúa en el 25%.

Entre otras medidas económicas también destaca la eliminación de deducciones no justificadas, eliminación del impuesto de sucesiones,  subir el salario mínimo a 10 dólares la hora o subir los impuestos a los más ricos. A mi desde luego no me suena nada mal.

Por cierto, me llama la atención, que no se haya nombrado en ningún medio la ley “Glass-Steagall”, por la cual se evita que las bancas de inversiones puedan unirse a la banca tradicional, para evitar inversiones de alto riesgo. Bank of America Merrill Lynch y otras corporaciones financieras se oponen a esta media, la cual ya fue aprobada por Roosevelt durante la gran Depresión de los años 30. Quizás gran parte de la crisis del 2007 se hubiese podido resolver de una manera más eficaz. A pesar de ello, no se ha movido ficha para aumentar la vigilancia sobre los productos financieros.

En otro orden de asuntos,  propone una fuerte inversión en infraestructura pública, la cual es bastante pobre en EEUU. Esta inversión podría llegar hasta el billón de dólares. Muchos lo comparan con el New Deal, ideario del tan afamado economista  John Keynes. La idea es crear muchos puestos de trabajo y mejorar las conexiones entre las poblaciones americanas, incrementando las transacciones entre ellas.

Por otro lado, la prensa ha criticado fuertemente la promesa de Trump de renegociar pactos de libre comercio. Es cierto que con el libre comercio se consiguen que el precio de los bienes para el consumidor disminuya, pero a base de destruir fábricas y con ellos millones de empleos en los países de origen, llevándose toda la masa industrial a países como China o México en el caso de EEUU. No estoy a favor del proteccionismo más rancio, pero tampoco del libre comercio exacerbado, donde solo salen beneficiadas las grandes multinacionales. 

En contra de lo que dice la prensa en materia de salud, el presidente electo rechaza los recortes neoliberales en materia de Seguridad Social. No se volverá a la situación en la que más de 40 millones de estadounidenses estaban sin seguro médico. Sin embargo, tras el desastre del programa “Obamacare”, que intentaba dar cobertura a estas personas, aunque los impuestos que les pagaban eran superiores en muchos casos a la prima que tenían que pagar a seguros privados y con el añadido de la obligatoriedad de pagarlo aunque no se quisieran. 

Trump suprimirá este programa, destacando entre sus propuestas que cualquier vendedor de seguros médicos pueda hacerlo en cualquier estado, sin tener trabas burocráticas y permitiendo una mayor competencia y provocando la bajada por ende de precios para el consumidor final. Además permitirá deducciones fiscales sobre los seguros pagados, o eliminar aranceles y otras barreras  a farmacéuticas para permitir bajar el precio de medicamentos.

Desde luego hay otras medidas más polémicas como la deportación de inmigrantes ilegales, aunque no se trata de una medida nueva. Obama es el presidente con el record de deportaciones efectuadas hasta ahora. Además, se centrarán en deportaciones de inmigrantes con antecedentes penales.   ¿Y el famoso muro? Ya existen vayas en la fronteras, y no creo que haga más que reforzarlas, lo cual no veo mal, ya que la inmigración masiva y no controlada no es buena. Sinceramente,  Me vuelvo a preguntar ¿Es tan grave como nos indican  los medios de comunicación las propuestas de Trump?

Pero no todo va a ser alabanzas al nuevo presidente. El gran lunar de todas sus propuestas es como enfrentarse a  la gigantesca deuda que ya tiene EEUU, y la cual va a incrementar aún más debido a la reducción de ingresos por impuestosy al incremento del gasto público que se ha comprometido. Actualmente la deuda de EEUU ya supera el 100% del PIB, y aunque suena a utopía, ¿Podría llegar a producirse un default de la mayor economía de EEUU? Siendo sinceros no lo creo, aunque la burbuja en los bonos estatales (muchos con rendimientos negatvos), será la proxima crisis seria a la que nos enfrentemos, de eso no tengo ninguna duda.

En definitiva, creo que en contra de los que nos han vendido los medios de comunicación, en el que se le tacha libremente de populista. Trump puede llegar a ser un buen presidente para la primera economía del mundo. Siempre y cuando haga  lo que ha prometido y deje sus tonterías y batallas dialécticas, moderando su discurso.

Sé que este artículo puede ir en contra de la opinión de muchas de las personas que lo lean, por lo que estaría encantado de tener un debate (amistoso) con aquellos que no piensen como yo, que creo que será abundante.

Alejandro Sánchez de Ibargūen

martes, 29 de marzo de 2016

¿Dividendos o papelitos?

Muchos somos los inversores que viendo los bajos tipos de interés que dan los bancos por los depósitos, optamos por invertir en renta variable y más concretamente en acciones. Uno de los indicadores que se suelen mirar más a menudo es la rentabilidad por dividendo. De esta forma, además de la rentabilidad que podemos sacar por la subida de la acción, también obtendremos ganancias por los dividendos. Pero debemos de tener cuidado, ya que en ocasiones no es oro todo lo que reluce.



Algunas compañías, sobre todo las del sector bancario, como Santander, BBVA o Popular, por citar lagunas de ellas, reparten los dividendos en forma de acciones. Esta modalidad se ha puesto de moda en los últimos años, suponiendo un gran ahorro para las compañías ya que no tienen que desembolsar un importe monetario y simplemente aumenta el número de acciones de la propia compañía. 

Las empresas suelen realizar esta operación mediante dos vías. La primera de ella es  directamente pagando dividendo en acciones. En este caso, la empresa realmente no está repartiendo nada. Simplemente aumenta el número de acciones entre los propios accionistas, diluyendo el valor de las acciones existentes. Se trata por lo tanto de  una operación con la que empapelar a los accionistas.

La segunda vía que suelen tomar las cotizadas, puede llegar a ser más perjudicial para el inversor. Hablamos del script dividend o dividendo flexible.  Las empresas en este caso, “regalan” derechos de suscripción de acciones a sus accionistas, los cuales podrán vender dichos derechos y por lo tanto obtendrían una remuneración dineraria o bien canjearlo por nuevas acciones.

¿Cuál es el problema? Si optamos por vender todos los derechos nos habremos diluido como accionistas, ya que al igual que en el caso anterior están metiéndonos más “papelitos” de la propia empresa. Nuestras acciones por tanto, valdrán menos de los que valían antes de la operación. Por el contrario, si optamos a quedarnos las acciones, estaremos igual que antes de la ampliación encubierta en forma de dividendo. Tendremos más acciones, pero a un precio inferior  al que existía.

Quizás merezca la pena una rentabilidad que sea menor en la teoría, pero en la que realmente no esté repartiendo el beneficio obtenido en ejercicios anteriores y no papelitos, que solo diluyen la acción.

Alejandro Sanchez de Ibargüen

viernes, 11 de marzo de 2016

Abengoa, ¿Y ahora qué?

En mi anterior entrada, traté de analizar las diferentes causas que habían provocado que Abengoa, solicitase el pre concurso de acreedores. En esta entrada por el contrario,  voy a analizar lo que creo que pasará en los próximos días en la multinacional sevillana, la cual tiene de plazo hasta el próximo día 28 de Marzo, para alcanzar un acuerdo con al menos el 75% de los acreedores, para no entrar en concurso de acreedores.



Antes que nada aclarar que es el concurso de acreedores. Es un instrumento jurídico, para aquellas empresas en situación de insolvencia, es decir,  aquellas empresas que no pueden pagar sus deudas. Para resolver este problema, la empresa debe de llegar a un acuerdo con sus acreedores, aplicándoles una quita a la deuda contraída, o dicho de otra manera, pagar solo una parte de la deuda que debe, quedando “perdonada el resto”. De esta manera permite destinar los recursos obtenidos por la empresa a la continuación de la actividad y no solo a satisfacer la deuda contraída.

¿Y Si no se llega a un acuerdo? Si pasados 90 días no hay acuerdo, se liquida la sociedad, se vende todo lo que posea y se reparte entre los acreedores. Los accionistas solo recibirán algo, en caso de  que se salde la deuda completa con los acreedores, y quede algo para ellos. Hablando en plata, muy difícilmente verán algo. Un dato, en España el 90% de las empresas en concurso, son finalmente liquidadas.

Pero no adelantemos acontecimientos no deseados. ¿En qué situación estamos ahora mismo? Los bancos y los bonistas, que son los principales acreedores de Abengoa, están negociando capitalizar la deuda. Esto significa que se canjeara la deuda por nuevas acciones de Abengoa. De esta manera, los bancos y el resto de acreedores se quedarían con el 95% de la compañía y los actuales accionistas se quedarían con un escaso 5%, según las últimas informaciones sobre la negociación. Mediante esta fórmula, se inundará el mercado con millones de nuevos papelitos de Abengoa, con un valor muy cercano a 0.

Para que no quede tan “feo “tener muchas acciones de valor insignificante, lo más probable es que se proceda a realizar un contra Split de las acciones, es decir, agrupar antiguas acciones en una nueva. Por ejemplo, si una empresa tiene 1.000 acciones de valor 1 Euro, realiza un contra Split de proporción 10 antiguas por cada una nueva y la empresa se quedará con solo 100 acciones de valor 10 Euros por cada nueva acción. Con esta operación se busca que las acciones puedan incrementar su valor más fácilmente en un futuro, aunque el efecto real en la empresa es nulo.

¿Y la empresa? Lo más probable, es que se vendan prácticamente todas las filiales pertenecientes al negocio de renovables, reduciendo su tamaño de una manera muy considerable. Quedará una nueva Abengoa, centrado en el negocio de la ingeniería, que es su negocio original, y el que mejor rendimiento ha tenido a lo largo de los años.

Desafortunadamente, creo que la mejor opción para  Abengoa, es la planteada anteriormente es decir, capitalizar la deuda, a pesar de que miles de personas que son accionistas de esta multinacional, perderán prácticamente todo el dinero que habían invertido. No obstante, la empresa podría seguir funcionando, mantener muchos puestos de trabajo, y por qué no, los accionistas podrán recuperan algo de lo invertido si mejora la situación en unos años.

Sin embargo, este preacuerdo entre los bancos y los bonistas más destacados debe refutarse, alcanzando el apoyo del 75% del conjunto de los acreedores, y además recibir la aprobación de Abengoa. Si su ratificación se produce antes del 28 de marzo, la empresa habrá salvado el concurso de acreedores, en caso contrario, las turbulencias se incrementarán más si cabe.

Alejandro Sanchez de Ibargüen

miércoles, 20 de enero de 2016

Abengoa, ¿Como hemos llegado a esta situación?



Después de mucho tiempo sin escribir ninguna entrada, he decido retomar el blog con un tema que me preocupa bastante y no es otro que el futuro de Abengoa. Antes que nada aclarar, que esto es solo una valoración personal, y siento si alguien se ofende con lo que voy a escribir. 


Comencemos, como muchos sabréis, Abengoa presentó en Noviembre el preconcurso de acreedores. Una empresa, que hasta hace muy poco, era uno de los emblemas empresariales de Andalucía, referente en I+D+I  a nivel mundial, parte del IBEX 35 y quizás lo más importante, daba empleo a más 30.000 personas.


 La pregunta es clara ¿Cómo se ha podido llegar hasta esta situación? A pesar de que la empresa declaraba beneficios cada ejercicio, esta tenía un flujo de caja negativo. Este hecho es poco común pero si es posible, gracias a cierta creatividad en la contabilidad de Abengoa. Por supuesto, era la única empresa del IBEX, que año tras año tenía flujos de caja negativos, aun teniendo beneficio contable.

Un ejemplo de lo que comento podría ser la partida “Trabajos realizados por la empresa para su activo” , o los Créditos Fiscales,que conseguían incrementar sus beneficios a lo largo del tiempo. De esta manera  la empresa mostraba unos resultados mejorados, mediante unas partidas, probablemente hinchadas artificialmente y  no tenía un valor real.

Pero, volviendo a los flujos de caja o Cash Flow en inglés  ¿Qué son exactamente y por qué son tan importantes? Se trata de una herramienta, que se utiliza para saber cuánto dinero entra y sale de una empresa realmente. Si el resultado fuese negativo, quiere decir que sale más cash que el que entra (como es el caso de Abengoa). En una palabra el negocio no daba dinero, o al menos para seguir con la actividad habitual de la empresa. 

¿Cómo se resuelve la situación para seguir funcionando normalmente? Efectivamente, con recursos ajenos o dicho de otra manera, mediante deuda. Como todos los años se encontraba con el mismo problema y seguía haciendo obras de ingeniería faraónicas, con unos porcentajes de retorno de la inversión muy inferior de lo que se esperaría. La deuda se incrementaba exponencialmente. 

Debido a la gigantesca deuda, y sobre todo a los altísimos intereses que se pagaban, provocaba que los gastos financieros prácticamente se “comieran” los resultados de explotación, por lo que cada vez la liquidez era más exigua, y la solución era seguir endeudándose. La bola cada vez era más grande, y se “le pegaba una patada hacia delante, hasta que se la volviesen a encontrar”. 

 
Para intentar revertir esta situación, se vendieron dos de las joyas de la corona, como eran Telvent y Befesa. Se realizaron varias ampliaciones de capital, y se emitieron bonos corporativos, aunque eso sí, pagando unos tipos de interés fuera de mercado. Por poner un ejemplo, telefónica y Repsol emitieron bonos, en el año 2013, pagando unos tipos de interés al 3%. Abengoa pagaba un 8,88% por unos bonos que vencían en 2018. Sin querer comparar empresas, esta situación recordaba a los famosos anuncios de Nueva Rumasa, donde prometían grandes tipos por sus bonos y pagares (todos sabemos cómo acabo la cosa). Ya saben, a mayor interés, mayor riesgo. Algo no andaba bien.

La famosa agencia de calificación Fitch, la calificaba con la nota “CC”, o dicho de otra manera, bono basura. La agencia califica al nivel de estos bonos como: “niveles que rozan la quiebra y el impago”. Para situarnos, este nivel lo tienen países como Grecia, Gambia o Venezuela. ¿Invertiría en estos países? Pues con Abengoa corríamos el mismo riesgo.

Ante esta situación, imaginarán que no se repartirían dividendos. Pues no, se repartían unos dividendos bastantes generosos. Y ahora se preguntarán, ¿Si no tenían cash, cómo es posible que se repartiese dinero? Efectivamente, la solución siempre ha sido la misma…pidiendo más y más.

Como observarán, la situación de la empresa era crítica. Como solución, buscaron a un nuevo accionista, para que inyectara capital, y el caballero blanco fue Gonvarri. Sin embargo la empresa acerera finalmente no entró en el capital de Abengoa, entre otras razones por no tener claro que la empresa fuese viable, precipitando que la cúpula de Abengoa solicitase el preconcurso de acreedores.

Este instrumento sirve para intentar llegar a un acuerdo con los acreedores, con los cuales tienen un periodo de negociación de tres meses, ampliable otro más. El “pufo”: 8.000 millones de deuda financiera y más de 5.000 millones a proveedores. La deuda total de la compañía sin embargo, podría ascender hasta más de 20.000 millones. Esto puede significar la mayor quiebra de la historia de España y la cuarta de la historia en todo el mundo.

Las acciones que cotizaban hasta hace poco más de un año por encima de los 4 euros, ¡Hoy lo hacen cercano a los 15 céntimos! Y por desgracia para todos aquellos inversores que decidieron invertir parte de sus ahorros en esta empresa, verán como la cotización probablemente siga bajando.

Espero que la situación se resuelva de la mejor manera posible, ya que no solo es uno de los motores de Andalucia, sino también una empresa donde trabajan muchos amigos y conocidos, aunque algunos de ellos ya están fuera desgraciadamente. Como siempre he dicho, ojalá hubiese más empresas en España de este tamaño, ya que a todos nos iría mejor. Sin embargo, en el caso de la multinacional sevillana, se ha exprimido demasiado a la vaca, empezando por sus directivos, y no hablo solo de las famosas indemnizaciones, Parece que el futuro no es muy halagüeño.

Alejandro Sanchez de Ibargüen

¿Exceso de stock de viviendas en Sevilla?

      En este artículo voy a jugar a ser futurólogo, aunque intentado mediante datos, defender la posición, que menciona el título, y razón ...